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George Mac Donald siempre ha sido uno de mis escritores favoritos. Este hombre nacido en Escocia llegó a ser un escritor notable, poeta y Pastor. Con sus escritos llegó a ser un pionero en el campo de la literatura de fantasía para niños, de ciencia ficción y novelas para niños. Cuando nuestros niños eran pequeños, me encantaba leerles las historias de Mac Donald, especialmente Heather y Brandon, ya que yo lo amaba tanto como los aman los niños. He aquí una foto de George Mac Donald. Me pregunto si todos los pastores terminaremos luciendo como él… Si es así, ya veo mi futuro en él:George MacDonald
                  Es Nochebuena en Pasadena. Me imagino que algunos de ustedes ya han abierto sus regalos. Con todo, sospecho que la gran mayoría los abrirá mañana. Es por eso, que pensé en compartir algo que encontré en uno de los sermones de MacDonald, donde comparte algunas ideas muy valiosas sobre el tema de dar y compartir. Permítanme compartirles:

“Para que el valor verdadero de un regalo sea estimado correctamente, es esencial que, primero, que el dador esté en el regalo (Dios siempre lo ha estado, porque él es amor), y segundo, que quien recibe el regalo reconozca al dador en el regalo y que le reciba con gratitud y alegría.”

                  Prestemos atención a esos dos criterios que definen un muy buen regalo, según Mac Donald:

1.     La cantidad en que el dador se ha involucrado en el regalo.

2.     El receptor del regalo reconoce con gratitud el involucramiento del dador en el regalo y lo acepta con gozo.

A continuación voy a aplicar ambos criterios a dos regalos diferentes. El primero, es un regalo de los míos. A Chris y a mí, nos regalaron dos noches en el Rancho Bernardo Inn, ¡con desayuno incluido y todo! Una de las opciones del desayuno eran waffles, helado, fresas y chocolate:Waffles
                  Con Brandon descubrimos esa opción y la disfrutamos los dos días. Chris prefirió comer yogurt con una selección de frutas. Cuando llegó la Navidad ese año, Chris abrió un regalo que le habíamos hecho Brando y yo. Aquí está la foto:waffle ironSi, era una máquina de hacer waffles! El único problema es que Chris no come waffles. Con todo, se animó a hacernos algunos waffles ese año en el tiempo de Navidad. 


                  Ahora, permítanme preguntarle: ¿Cuánto del dador estaba involucrado en el regalo? Absolutamente nada. No había nada en el regalo para ella, más bien, ¡todo era para nosotros dos! Inclusive, significaba más trabajo para ella.

                  Hagamos un contraste, entonces, entre mi regalo y el regalo que hizo Dios. En la Biblia hallamos dos Juan 3:16: En el Evangelio de Juan leemos:

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3.16).

Y en su primera carta, leemos: En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.” (1 Juan 3:16).

Creo que todos podemos ver cuanto del ser de Dios estaba dentro del regalo de su Hijo, cuando reconocemos que nuestra condición natural era estar pereciendo. Fuera de la gracia de Dios, esa es nuestra condición. Nuestras almas están en peligro como consecuencia del pecado. Ninguno de nosotros ha alcanzado el ideal por el cual fuimos creados. Pero oigamos la Buenas Noticias, aunque somos pecadores, Dios nos ama con amor eterno, y por ese amor dio a Jesús para que hiciese nuestra salvación posible. ¡Que regalo, verdaderamente! Es el mismísimo regalo que todos necesitamos: perdón de pecados y vida eterna con Dios.

Y, mirando a 1 Juan 3:16, una vez más debemos preguntarnos, ¿cuánto de Dios estaba en el regalo cuando Jesucristo en forma voluntaria entregó su vida por nosotros? Tal como dijo nuestro Señor: “Nadie me quita la vida. Yo la entrego y yo la vuelvo a tomar (Juan 10:18).” Absolutamente todo estaba en ese regalo, ¿no es así? Jesús vivió la clase de vida que ustedes y yo deberíamos haber vivido, pero nunca lo hicimos. No hemos alcanzado el ideal. Sin embargo, Jesús estuvo dispuesto a padecer la muerte que ustedes y yo deberíamos haber padecido, como resultado de nuestro pecado, pero que ahora no hace falta ya que Cristo el Señor, murió en nuestro lugar. Como consecuencia nos ofrece a cada uno el regalo del perdón de todos nuestros pecados y el regalo de una nueva vida a través de la vida de fe en El. Verdaderamente, ¡que regalo!

¿Qué lecciones deberíamos llevar a nuestros corazones en esta Navidad del año 2016? Quisiera enfatizar dos lecciones. En primer lugar, en un nivel más elemental. Creo que todos podemos aprender a ser mejores dadores a la hora de ofrecer regalos. Un buen regalo es aquel que representa algo de lo que significa la relación con la otra persona. Uno aprende a reconocer lo que la otra persona verdaderamente necesita, le gusta y se deleita, y uno ofrece el regalo como parte de esa relación. En cada regalo debe haber mucho del dador involucrado. Un buen regalo nunca es el resultado de un mero impulso. Siempre es el regalo que fluye de una relación establecida, por tanto, siempre debe ser algo basado en el amor genuino. Por ende, confío que ustedes y yo siempre aprenderemos a ser mejores dadores de regalos.

Pero hay una segunda lección mucho más importante que quisiera que podemos llevar a la mente y al corazón. El segundo criterio para determinar si un regalo es valioso es, que la persona que lo recibe reconoce cuanto del dador hay en ese regalo y lo recibe con gozo y gratitud.

¿Ha recibido, usted, el regalo de la salvación de Dios? Esa es la pregunta más crucial de esta Navidad. Escuchemos las promesas de Juan 1:11-12: “Jesús vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron. Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.” Recuerde: Todo aquel que cree en Jesús (esto es una invitación universal) no se perderá, sino que tendrá vida eterna. Ese es el regalo enorme que Dios nos ofrece. Pero usted debe recibir ese regalo. Y tal como la afirmación del evangelio nos enseña, debe recibirse por la fe creyendo en Cristo Jesús.

A lo largo de estos últimos veinte siglos, personas en todos los rincones del mundo han recibido a Jesús como su Salvador personal. Yo personalmente, lo hice hace más de cincuenta años atrás, y mi vida nunca volvió a ser la misma. Jesús trajo luz a mi vida y lo mismo hace con todos aquellos que le reciben. Como las personas en todo el mundo y a lo largo de toda la historia han llegado a conocer a Dios mediante la fe en Jesucristo, les han contado a otros acerca de Jesús. Y a su vez, esos otros también han aceptado a Cristo en sus vidas, y ahora tienen la luz de la vida y la verdad. En el presente, las noticias del gran regalo de Dios han llegado inclusive a 393 N. Lake Avenue, en Pasadena, California durante un culto de Nochebuena en el año 2016. Todo comenzó cuando Jesús, la Luz del Mundo, descendió a nuestro mundo oscuro. Ahora, en forma simbólica me voy a dirigir a la vela que representa al Señor, en el arreglo de las velas de Navidad. La luz llegó al mundo y ahora pasa de un testigo a otro testigo, de una persona a otra persona. De la misma manera que llega hasta ti, recíbela y pásala a otros.